El año sin verano
Cosas extrañas se sucedieron durante el verano de 1816. En Nueva Inglaterra cayó nieve en pleno verano. Las lluvias frías eran continuas en Europa. El estado del tiempo para nada parecía ser tiempo de verano. Hacía frío y tempestuoso y estaba oscuro. Por lo tanto, en el hemisferio norte, al año de 1816 se le conoció como “el año sin verano.”
La razón por la ausencia de verano en Europa y en Norteamérica se encontraba del otro lado del planeta, en el Monte Tambora de Indonesia.
El 5 de abril de 1815, el monte Tambora, un volcán, comenzó a retumbar con actividad. Durante los siguientes cuatro meses el volcán estalló, la explosión volcánica más grande que se haya registrado en la historia. Muchas personas que vivían cerca del volcán perdieron sus vidas en el acontecimiento. El monte Tambora expulsó tanta ceniza y aerosoles hacia la atmósfera, que el cielo se obscureció y el a href="/sun/sun.html&edu=high&lang=sp&dev=">Sol fue bloqueado y no se veía. Durante los meses siguientes, estas partículas se esparcieron a lo largo de la atmósfera y tuvieron un efecto sobre el clima mundial. La temperatura global media de la Tierra descendió tres grados centígrados. El efecto era temporal. Eventualmente, la ceniza y los aerosoles lanzados por el volcán cayeron de la atmósfera, permitiendo que se nuevamente pudiera verse al Sol brillar.
El año sin verano tuvo muchos impactos en Europa y en norte América. La helada acabó con muchas cosechas. La carencia de luz solar hizo que otras cosechas no prosperaran. Esto aumentó el precio de los alimentos. El precio de la avena aumentó, lo cual hizo que aumentara el precio del alimento de caballos. Los caballos eran el principal medio de transporte, así que con la avena costosa, el costo del transporte también aumentó. Esto incitó a un hombre alemán llamado, Karl Drais, a inventar una nueva manera de trasladarse sin caballo: la bicicleta.
El triste verano también inspiró a muchos escritores. Durante el año sin verano, Maria Shelley, su marido el poeta Percy Bysshe Shelley, y del poeta Lord Byron, estaban de vacaciones en el lago Ginebra. Estando confinados bajo techo por días a causa de la lluvia constante y los cielos melancólicos, los escritores describieron el ambiente triste, oscuro del tiempo de propias maneras. Maria Shelley escribió Frankenstein, una novela de horror que se desarrollaba en un ambiente, a menudo, tempestuoso. Lord Byron describió la oscuridad en un poema que comienza, “yo tenía un sueño, que no era un sueño del todo. El brillante Sol se había extinguido”.